Los resortes democráticos de España están maniatados pero no amordazados, aun se puede hablar e incluso gritar más allá de los Pirineos. Volver a la época en la que Europa termina o empieza (según se mire) en la cordillera que nos separa de Francia pudiera parecernos imposible si Europa cumple con el texto del Tratado de la Unión.
Que la Unión Europea deje al libre albedrío la interpretación de las normas que nos afectan a todos parecería que también la Unión comienza a suicidarse (que no sería de extrañar). Creer en la Unión Europea es el mejor de los malos caminos que hoy existen para transitar por una Europa que de unida no tiene nada más que el poder y el dinero, que no es poco.
Un mundo lleno de organizaciones internacionales, de organizaciones piratas no gubernamentales. de intereses bastardos que compran cargos a cambio de otros derechos (Nadia Calviño) para que dejando de ejercerlos los gobiernos coloquen a sus peones, un intercambio de posiciones que se suceden sin que los ciudadanos ni tan siquiera podamos soñar que existen; vamos que manejan nuestras vidas como quieren.
Han aprendido pronto todos aquellos que disponen del poder para hacer lo que les venga en gana sin el mayor rubor. Cambios de criterios estratégicos según interesa, sin pensar que gobiernan con el voto de ciudadanos engañados; y lo peor es que aquellos a quienes engañaron piensan que siempre les dijeron la verdad.
Hablar de los progresistas hoy, año 2023, es hablar de ruina, de escándalo, de medidas antisociales que se disfrazan de un bienestar miserable para todos. Es la España de la inflación, de desempleo, de incumplimiento de los derechos más elementales del ser humano, de la miseria, de la sinrazón y de la ignorancia. Una izquierda rancia que no la quiere nadie en las naciones avanzadas y que en España triunfa sin que la derecha sepa por dónde atajar el Tsunami que en oleadas sucesivas día a día esquilma, desgasta y anula las instituciones que son la base de la nación.
La política, por lo general, es el basusero dónde se instalan inútiles, analfabetos, arribistas, vagos y gentes que no ven más allá de los dedos de sus manos y que son los parásitos sociales que viven del esfuerzo de los demás.
Basta mirar el Parlamento para poder contemplar las mismas caras de siempre que a ser posible no quieren bajarse del coche oficial en décadas. Vivir del invento de la democracia es lo mejor, aunque el trabajo de estos caraduras sea atacarla desde dentro; con el mínimo esfuerzo obtienen máxima rentabilidad; y aún así les llaman señorías (la alta distinción hoy es más barata), algo jamás soñado; se lo han ganado, para eso no han estudiado ni esforzado lo más mínimo, para eso ocupan un puesto en la lista del partido.
Las atrocidades a las que estamos asistiendo al ver como asaltan España por todos sus puntos es difícil de entender en pleno siglo XXI. Ley de amnistía que intentan vendernos como la panacea que hará más habitable España, dónde reinará la igualdad desde la desigualdad y dónde el estado de derecho será pisoteado, vapuleado y retorcido a satisfacción de quienes han delinquido con la anuencia del presidente del gobierno y sus cómplices. Un ejercicio de traición de libro que la Unión Europea debe atajar y controlar si quiere mantener un mínimo de respeto y credibilidad.
Juristas de todo tipo, exgobernantes, catedráticos, jueces y ciudadanos han dicho alto y claro lo que es la ley de amnistía y lo que supone para la unidad de España, para el estado de derecho y para la separación de poderes, pensando que después vendrá un referéndum de autodeterminación en Cataluña; entre tanto los demás buitres que están velando armas en la cola, a la espera de resultados y acontecimientos. Pero si la justicia existe (y no lo tengo nada claro), a Pedro Sánchez y a alguno más habrá que reclamarle responsabilidades civiles y penales, aunque en España las fechorías se premian y cuanto mayor sean mejor.
Delincuentes todos, extorsionadores sociales, unidos por un mismo fin y con ellos el gobierno de España liderado por “un piernas que necesita tratamiento médico”. Un Rey maniatado y amordazado ( me pregunto: ¿para qué sirve el Rey, si la constitución cae?), es para que lo piense el propio Rey, porque nadie le va a respetar más que quienes estamos en contra de los atropellos del Presidente del Gobierno; somos su verdadero escudo protector, y estaremos dispuesto a defender la legalidad vigente y no la de los delincuentes que día a día erosionan nuestra estabilidad y que quieren que la nación sucumba.
Si en verdad la Unión Europea es el ente protector de los países miembros, tendremos que dar un voto de confianza al Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea y a las Comisiones correspondientes hasta que se pronuncien, para que velen por el cumplimiento del Tratado y porque la justicia en Europa sea igual para todos; caso contrario Europa comenzará a hacer aguas, porque su credibilidad con el órdago lanzado desde el gobierno de España irá en declive.
Mariano Avilés – jurista.
Diciembre 2023
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