26 octubre 2011

Después de todo lo acontecido este mes de agosto en la farmacia castellano-manchega y de su tímido reflejo en otras comunidades autónomas, creo quees llegado elmomento de la verdad que no es otro que pararse a pensar de forma definitiva cual es el papel que tiene la farmacia en la sociedad y hacia dónde debe dirigirse, para ello sería importante que los farmacéuticos se autoapliquen una buena dosis de crítica, bajo la atenta mirada de las administraciones y de la sociedad.

Esto de los medicamentos y el suministro a la sociedad no es una cuestión meramente profesional sino que trasciende más allá, es un debate en si mismo que tanto profesionales como administraciones y sociedad tienen que dejar claro; el medicamento es una necesidad y su gestión debe tener un componente de negocio y trasparencia por la ingentes cantidades dinerarias que cuesta a la sociedad; pensar mas allá pudiera ser una utopía .

Las profesiones sanitarias tienen un papel fundamental en una sociedad próspera pero están necesariamente integradas dentro del continuo movimiento social y esto lo deberían tener muy claro los dirigentes profesionales del colectivo de los boticarios que aunque sea por una vez tendrían que ponerse de acuerdo y sentarse a pensar hacia dónde tienen que ir, sin mirarse al ombligo y haciendo autocrítica, porque de seguir así ya saben que han recibido un aviso inquietante por parte de los políticos, que también tienen una buena parte de culpa de lo que está aconteciendo, no se si achacarlo a la impericia o a la irresponsabilidad, cualquiera de las dos fórmulas que se elijan (o las dos) creo que podría ser materia para exigir responsabilidades por parte de la sociedad que es quien los coloca para gestionar.

Es verdad que ante una crisis hay que reaccionar y tomar medidas, pero también es verdad que lo correcto es prevenir la crisis, adelantarse a los acontecimientos y que el capricho político no supere más allá de la realidad las necesidades de gasto e inversión en beneficio de los ciudadanos.

Una vez más se ha demostrado que trabajar para la Administración es duro, por las condiciones que se imponen en cuanto a cobros y pagos, pero también es verdad que así está el mercado para el resto de los mortales, sin cobros y sin financiación externa, por tanto, consideremos la farmacia como una actividad necesaria e imprescindible en nuestra sociedad como hoy lo son casi todas las que engrasan el mecanismo para que la vida de las gentes siga funcionando, y en una actividad privada como la de boticario, es evidente que elegir el cliente y la dependencia deel esfundamental.

Ya no vale vivir solamente al socaire de lo que de el Estado en el global de nuestro negocio, creo que el modelo de gestión en la farmacia tiene que ser mucho mas activo e imaginativo, en unos momentos en los que las fronteras europeas están abiertas al transito de profesionales y en el que las profesiones se baten el cobre día a día por renovarse y reinventarse.

Es necesaria una buena legislación farmacéutica; la irracionalidad de los diecisiete modelos políticos aplicados a la farmacia no tienen hoy sentido en una sociedad global en la que la información fluye por cualquier esquina; se debería repensar tantas veces como hiciera falta el papel de las instituciones profesionales que deben pasar de ser una gestoría administrativa a un verdadero eslabón en la defensa profesional y digna; basta con leer los foros que circulan por la red para saber que Colegios y Consejos tienen que jugar otro papel y de estos pensamientos debieran salir reforzados y con ellos los profesionales de la farmacia, cerrar los ojos ante lo que está comenzando a pasar ya de forma seria es actuar de forma irresponsable y pasará factura, buena ya está pasando a tantas y tantas farmacias que tienen que cerrar sus puertas. Ahora que comienza el curso, estamos en la hora de la verdad.

Mariano Avilés. Jurista. Presidente de ASEDEF

Septiembre 2011

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